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Karl Johan Niederbacher Stolz nació en Suiza, hace 83 años, allí aprendió de la tradición pastelera y antes de llegar a Colombia ya tenía 10 años de experiencia en la fabricación de pasteles, galletas, chocolatinas y ponqués con decoraciones y técnicas especiales.
La historia de Karl Niederbacher en Colombia comenzó hace cerca de 60 años, cuando enamorado por la naturaleza y fauna, a partir de las fascinantes historias que leía en periódicos y revistas, decidió conocer este país. Llegó a Medellín gracias a un amigo que le ofreció trabajo como administrador de una pastelería y allí estuvo por cerca de 10 años, hasta que decidió visitar Bucaramanga ante la petición de muchos santandereanos que anhelaban tener en la ciudad los deliciosos productos que él preparaba en la capital antioqueña. Así empezaría la fundación de la pastelería La Berna.
Don Karl, o también conocido como Don Carlos, por la traducción de su nombre del alemán al español, tiene a su crédito dar a conocer a la ciudad el sabor de las únicas milhojas rellenas de una crema elaborada en casa y crujientes en su hojaldre premium, además de otros tantos productos como diversos pasteles, bizcochos, ponqués y tortas, que hasta hace 58 años, tiempo de fundación de la pastelería, no existían en la ciudad.
Poco a poco empezó a construir su historia en la ciudad. De esa época recuerda que al centro de la ciudad, lugar donde ubicó su primer punto, casi toda la gente llegaba tan sólo para hacer diligencias bancarias. Así que su negocio, poco a poco, fue tomando fuerza, es más, aún trabaja con su mano derecha Marina Ortiz "la abuela". La llegada de La Berna a Cabecera empezó hace 15 años, sin embargo tardó casi dos años en empezar a dar ganancias pues muchos aún preferían ir al centro de la ciudad, por lo cual, sintió aún más el profundo cariño de los bumangueses por su tradicional punto.
Karl Niederbacher recuerda que aun siendo muy pequeños sus hijos, cuando ni siquiera alcanzaban el alto de las vitrinas, ya se animaban a preguntarles a las personas qué postre se les ofrecía.
La nueva generación del sabor de la Berna es: su esposa Nubia Silva y sus hijos Marlies Niederbacher Silva, administradora de empresas y André Niederbacher Silva, ingeniero ambiental, quienes continúan la tradición de su padre y están encargados de llevar el sabor de La Berna a los habitantes del centro de Bucaramanga, Cabecera y Cañaveral, zona donde desde hace 6 años hacen presencia.
Luego de una tarea de toda la vida, don Karl Niederbacher, un trabajador incansable, busca que los bumangueses sigan disfrutando del sabor de la tradición y que su pastelería, una de las más antiguas de la ciudad, continúe en la nueva generación de su familia con el mismo sabor.
Un maestro de la pastelería extranjero de corazón santandereano, quien llegó a la ciudad por la profunda admiración y cariño que un día sintió por una tierra llamada Colombia.